Investigadores que son referentes de grandes avances de la biotecnología en Argentina expusieron en el encuentro“Migración de ideas” 2024 en Bariloche. El público disfrutó una novedosa propuesta de Fundación Balseiro, que generó diálogos entre la información científica y el humor, sin dejar de lado las reflexiones sobre el futuro de la humanidad.

Fecha de publicación:07/11/2024

Dar a conocer hitos de la ciencia y la tecnología producidos en Argentina en torno a las plantas que alimentan a la humanidad fue la propuesta de un nuevo encuentro de “Migración de ideas”, que tuvo lugar en Bariloche el pasado sábado 2 de noviembre por la tarde. El foco estuvo puesto en la temática “biotecnología aplicada al agro” e incluyó en primer lugar la presentación de un documental sobre la biotecnología, sazonado con humor de un actor local tipo stand-up. A continuación, hubo dos rondas de presentaciones de referentes científicos y tecnológicos en ese campo.

La biotecnología reúne técnicas cada vez más sofisticadas para “comunicarse” con las plantas y los microorganismos que viven en los suelos donde crecen. En esta reunión se demostró con ejemplos concretos que Argentina es un país con una gran tradición en generación de conocimiento científico y desarrollo tecnológico en torno a la biotecnología y la agricultura. El público respondió a salón lleno, en el Hotel Sheraton Bariloche: se reunió alrededor de 400 personas.

Como invitados, estuvieron científicos y empresarios que aportan al sector productivo del país -y que compiten en el mercado internacional- mediante tecnologías disruptivas que se desarrollaron en los últimos 15 años, como la edición genética, la tecnología ARN, la producción industrial de enzimas y de otros tipos de biomateriales para proteger la salud de los cultivos que alimentan a la humanidad.

En el primer panel, participaron: Sergio Feingold, director del programa nacional de biotecnología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA); Federico Ariel, fundador de la empresa Apolo Biotech; Lucas Lieber, fundador y CEO de la empresa BioHeuris; y Lucas Garibaldi, director del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales (IRNAD- CONICET-UNRN) y fundador de la empresa Eirú.

Los disertantes distinguidos invitados fueron: Raquel Chan, bioquímica especializada en biotecnología vegetal, e investigadora del CONICET en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral; Hugo Menzella, bioquímico especializado en biología sintética e ingeniería de procesos, director de del Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos (IPROByQ-CONICET-UNR) de Rosario y fundador de KECLON; y María Eugenia Farías, bióloga especializada en microbiología ambiental y fundadora de PUNABío.

¿Qué es “Migración de ideas”? El evento, que organiza Fundación Balseiro en la ciudad de Bariloche una vez al año, busca informar, inspirar e integrar a la ciudadanía en temas de ciencia y tecnología. Su meta es brindar “las bases para el diálogo entre las ciencias, la cultura, la educación y el mundo empresarial”. Se trata de un evento sin fines de lucro, gratuito y con acreditación previa. Al igual que en las dos ediciones anteriores, de 2022 y 2023, el público local respondió a salón lleno. Para quienes quisieron seguir la propuesta desde otras ciudades, se realizó una transmisión en vivo, que quedó disponible en: https://migraciondeideas.org/

Música, documental y comedia

La apertura del encuentro se vistió de melodías al ritmo de la “Orquesta de Cámara Juvenil Cofradía” alrededor de las 15 hs de esa tarde. El salón, en el primer piso del Hotel Sheraton Bariloche, tenía un escenario con sillas para los expositores, con una gran pantalla LED de fondo y una segunda pantalla en la mitad del salón para que nadie se perdiera detalle alguno. Contó con la conducción de la periodista Vivian Mathis, quien realizó una introducción sobre el evento, agradeció la presencia del público y realizó una mención especial para agradecer la presencia del director del Instituto Balseiro, Mariano Cantero.

Carlos Balseiro, presidente ejecutivo de Fundación Balseiro, brindó luego un breve discurso. Hizo referencia a un cuento de Jorge Luis Borges para reflexionar sobre la importancia de la búsqueda de conocimiento científico y del salto esencial que significa desarrollar tecnología. “Cuando uno comprende, siente una gran alegría, es como meter un gol en una final. Hay gente que no se conforma con eso, cuando comprendió quiere dar un paso más, brindar algo a la sociedad y eso es la tecnología”, dijo. Además, destacó la importancia de la universidad pública para quienes quieran seguir una carrera en biotecnología.

A continuación se presentó, en tres partes, un documental que tuvo como objetivo dar a conocer qué es la biotecnología aplicada al agro y su desarrollo en Argentina en las últimas dos décadas. Mostró fragmentos de entrevistas a referentes, incluyendo a varios de los expositores de esa tarde, que explicaron cuál es el estado actual y los desafíos a futuro de este campo. Contó con el guión de Sebastián Lema, la dirección de Virginia Salamida y la producción de Fundación Balseiro y Piensa Marketing además de una gran cantidad de colaboradores.

Para amenizar tanta información científica, el actor Manuel Gutiérrez Arana realizó, en las pausas de la proyección de las partes del documental, un show con un monólogo lleno de humor. Tattoos, chistes, metáforas y un “viaje” dentro de una célula sirvieron para que el público fuera incorporando conceptos como la “edición génica”, la “transgénesis”, la “tecnología del ARN” y, en definitiva, un “glosario” de distintas técnicas utilizados en la biotecnología. “Mamo” generó risas y aplausos a la par de generar asombro con imágenes de Inteligencia Artificial preparadas para ilustrar su interpretación.

La necesidad de producir alimentos -de modo más eficiente y sustentable- para la creciente población mundial en un contexto de una mayor frecuencia e intensidad de inundaciones, sequías y otros fenómenos del cambio climático fue uno de los desafíos planteados en el documental. Allí también se planteó que Argentina, que es el tercer productor de soja en el mundo (después de los Estados Unidos y Brasil), y su ciencia, tienen mucho para ofrecer.

El documental brindó muchos datos interesantes, como por ejemplo que Argentina forma parte del ranking de los 10 países con más startups en biotecnología. Y que si el siglo XIX tuvo como protagonista la máquina de vapor, y el siglo XX tuvo la electrónica, el siglo XXI tendrá como motor principal “la biotecnología y la Inteligencia Artificial”.

Inspirar con ejemplos

“En los últimos 10 años hubo muchos avances en biotecnología. En este tiempo, todo cambió radicalmente”, señaló Juan Soria en la segunda parte del encuentro, una vez finalizado el documental. En el escenario tuvo el rol de moderar primero el panel de expertos y luego una ronda de disertantes distinguidos. Soria, de la empresa SF500, es especialista en gestión de la innovación con amplia experiencia en instituciones como Y-TEC, CONICET y UIA.

En el inicio del panel de expertos, a las 16.30 hs, Soria contó que en CONICET hay más de 90 institutos en los que se desarrolla biotecnología y que Argentina es el país con más empresas basadas en ciencia en América Latina -cuando solo tiene el siete por ciento de la población de la región. “¿Cómo en un país tan volátil se logró esto? Para mí hoy es un gran día”, dijo en referencia al evento, e invitó a cada expositor a presentar su trabajo.

Sergio Feingold, director del programa nacional de biotecnología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), destacó que Argentina es un país pionero en la utilización de transgénicos resistentes a insectos y que en la actualidad se busca encontrar nuevas opciones para proteger la biodiversidad y la fertilidad de los cultivos. “En vez de tener herbicidas que maten todo menos el cultivo, en INTA estamos desarrollando una estrategia que fertiliza el cultivo y no a las malezas (…) Preservamos la biodiversidad de microorganismos benéficos en malezas”, dijo. Además comentó el trabajo que realizan con la edición génica de papas. Y enfatizó: “Es un momento fantástico para hacer biotecnología, por las posibilidades que tenemos hoy de utilizar todas estas tecnologías que hace 10 años no existían, como la edición genética”.
Federico Ariel, fundador de la empresa Apolo Biotech, brindó detalles sobre su trabajo con la “tecnología ARN”, que consiste en brindar información a las plantas para que las mismas aprendan a defenderse de microorganismos dañinos, como si fueran una especie de “vacuna” para especies vegetales. Él hizo hincapié en la necesidad de la agricultura sustentable y su objetivo de reemplazar pesticidas químicos con técnicas más respetuosas con el ambiente. “En plantas sabemos hace menos de dos décadas que pueden absorber ARN (…) les mostramos un fragmento de ARN de un patógeno, un hongo, y la planta logró producir defensas”, dijo. Además contó que trabajan con cultivos intensivos, frutas y verduras, vid, cítricos y frutillas.

Lucas Lieber, fundador y CEO de la empresa BioHeuris, comentó su trabajo en edición génica con CRISPR, una tecnología por la cual las científicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna ganaron el Premio Nobel de química 2020 por inventar una suerte de “tijeras de ADN”, la información genética en el núcleo de las células que tiene las instrucciones para generar vida. Lieber, quien también es ingeniero agrónomo, destacó: “Con CRISPR hacemos cambios muy precisos para resistir herbicidas en dosis muy bajas; y así se acelera una evolución que en la naturaleza es mucho más lenta”, dijo y contó que con su equipo investigan con sorgo, arroz, soja y algodón y en colaboración con otros países.

A su vez, Lucas Garibaldi, director del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales (IRNAD- CONICET-UNRN) y fundador de la empresa Eirú, contó que su empresa se dedica a restaurar y monitorear la biodiversidad en los campos. Con su visión de ecólogo, llamó a crear una relación positiva entre la producción y la conservación. Asimismo, reflexionó sobre la necesidad de rediseñar los sistemas productivos y no sólo reemplazar pesticidas químicos por biológicos para enfrentar problemas como las sequías o las plagas. “Mi mensaje es hacia la integración de empresas e iniciativas (…) No se puede solucionar los problemas sólo con tecnología y visión reduccionistas. Necesitamos una visión integral en los campos reales”, planteó.

En este panel, se hizo hincapié en la importancia de las universidades públicas y el CONICET. “Hay que apoyar la ciencia básica”, dijo Ariel. Y sumó Feingold: “Todos los que estamos acá estudiamos en la universidad pública”. Además se reflexionó cómo en casi 15 años, desde la publicación del primer borrador del genoma humano, se han acelerado los tiempos para conocer al detalle los genomas de más y más especies. “La posibilidad de ponerse la camiseta y salir a la cancha está abierta”, dijo Feingold y llamó a que quizás en otros 10 años personas que hayan estado como público de Migración de Ideas 2024 tengan sus propios emprendimientos basados en ciencia y tecnología.

Historias de girasoles, estromatolitos y enzimas

La ronda de disertantes distinguidos, que comenzó a las 18.30 después de una pausa de café, tuvo como invitados a tres científicos que generaron avances pioneros a nivel internacional y que tienen una amplia trayectoria en el mundo de la biotecnología aplicada al agro. Ellos son: Raquel Chan, que identificó el gen HB4 -que hace más resistente a las sequías a la planta de girasol- y logró incorporarlo a plantas de soja y trigo; María Eugenia Farías, que descubrió que los “estromatolitos” -microorganismos que viven en la Tierra desde sus inicios- pueden ser fertilizantes naturales de los suelos; y Hugo Menzella, que logró producir a escala industrial enzimas que aumentan los rindes del biodiesel y de aceites como el de soja.

Raquel Chan inició la ronda de presentaciones con su charla titulada “Aprendiendo a hablar el mismo idioma entre biólogos, biotecnólogos y ecofisiólogos”. Allí la bioquímica especializada en biotecnología vegetal, e investigadora del CONICET en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral, contó cómo fue su trabajo en torno al gen HB4. Ese gen, que identificaron en la planta de girasol y que confiere una mayor resistencia a las sequías, fue luego introducido con su equipo a plantas de soja y trigo, algo que significó un desarrollo de gran interés de mercado en el mundo. “Emprendimos un camino largo y sinuoso, sin gps y sin siquiera una brújula”, dijo.

El primer paper que publicaron sobre este trabajo, el camino hasta el mercado, las distintas etapas de pruebas, la asociación con Bioceres, los ensayos en el campo, las reuniones con abogados. “Es como un juego de la oca, se puede retroceder 18 casilleros”, describió Chan. Además contó que otro paso ha sido la regulación y demostrar su bioseguridad, y expresó su
agradecimiento al ex ministerio de ciencia y al CONICET por su apoyo en ese camino, entre muchos otros temas, que se pueden ver en el video completo del evento de Migración de Ideas 2024.

“Les voy a contar una historia de transformaciones”, dijo María Eugenia Farías en el inicio de su exposición. La bióloga especializada en microbiología ambiental y fundadora de PUNABío hizo un recorrido por el origen del universo. “Estamos hechos de polvo de estrellas”, dijo para introducir luego su trabajo con los estromatolitos, que son microorganismos ancestrales y extremófilos -sobreviven a condiciones extremas como altas temperaturas. En 2009, cuando era investigadora del CONICET descubrió que aún existían ecosistemas de ese tipo de microorganismos vivos en la Puna argentina. De hecho, luego de investigarlos por 15 años y liderar una campaña para preservarlos, descubrió junto a su equipo que pueden servir de fertilizantes de cultivos. Así fundó su empresa, que hoy es pionera en el mundo.

“Vimos que la conservación era economía: demostrar que preservarlos podía ser económicamente rentable. Así que así vino la transformación”, destacó Farías, que se dio cuenta en plena pandemia que estos extremófilos podían ayudar a proteger los suelos, y a proteger, en definitiva, los cultivos al inhibir la presencia de patógenos. “Se aislan en laboratorios, se seleccionan, se pasa al invernadero, luego al campo, las mejores vuelven al laboratorio para hacer bioformulación (…) Apuntamos a la recuperación del suelo con estos recicladores de estrellas”. En la actualidad ya tienen dos productos en el mercado para soja y trigo.

La tercera y última presentación de la ronda de disertantes distinguidos tuvo a Hugo Menzella como protagonista. El bioquímico especializado en biología sintética e ingeniería de procesos, director de del Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos (IPROByQ-CONICET-UNR) de Rosario y fundador de KECLON inició su presentación con un breve repaso por su vida: contó que estudió bioquímica, que trabajó en los Estados Unidos y que se especializó en ingeniería de enzimas y modificación de moléculas. Mostró un gráfico del crecimiento de la población y cómo el ambiente sufre las consecuencias. Asimismo, explicó que las enzimas facilitan las reacciones químicas. “Nos propusimos hacer eso pero en escala industrial (…) reemplazar procesos químicos viejos con catálisis enzimáticas”, dijo. Con su empresa lograron, por ejemplo, aumentar el rendimiento en la producción de biodiesel y de aceite de soja.

Además, comentó que en la actualidad registra 10 startups formadas, 34 aplicaciones patentes internacionales, 27 millones de dólares de inversión privada, más de 100 puestos de trabajo. “En los últimos 40 años todos los países que salieron de la pobreza lo hicieron desarrollando tecnología. Argentina tiene ciencia de altísima calidad pero nuestra producción tecnológica está muy lejos de ser la esperada de acuerdo a su producción científica. Es un gran momento histórico para hacerlo por la alta demanda”, dijo Menzella. Además reflexionó que cuando no existe un marco regulatorio acorde a los nuevos desarrollos, es importante ser persistente y animarse a innovar.

Luego de una serie de preguntas del público, se realizó el cierre de una una tarde intensiva, con muchos aprendizajes, datos, humor y diálogos. La científica Yanina Fasano, integrante de la comisión organizadora del evento y en representación de Fundación Balseiro, reflexionó: “Tenemos que estar agradecidos en Argentina porque tenemos instituciones muy importantes, después de haberlos escuchado a los expositores, y debido a que mencionaron a universidades públicas, quiero manifestar que el CONICET tiene muchas historias de innovación, y la motivación por mejorar la calidad de la vida de la gente. El CONICET es una institución preciosa del país y así como hay que cuidar las universidades públicas, también hay que cuidar esta institución”, dijo.

Por último, Fasano agradeció al público presente y a toda la gente que hizo esta nueva edición de Migración de Ideas, incluyendo al productor Martín Domínguez y a todo su equipo, además de los sponsors, la Fundación Balseiro y el Instituto Balseiro.
“Migración de ideas” tiene como objetivo promover el desarrollo argentino, y fortalecer el diálogo entre las ciencias, la cultura, la educación y el mundo empresarial. ¿De qué será la próxima reunión, a realizarse dentro de un año también en Bariloche? Aún no se decidió, aunque el público ya quiere saber. Para revivir este encuentro se puede acceder al video en: https://migraciondeideas.org
Por Prensa Migración de Ideas – Fundación Balseiro

Por Prensa Migración de ideas

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Reproducido por: Área de Comunicación Institucional y Prensa / Instituto Balseiro (CNEA-UNCUYO)

Crédito Foto: Gentileza Migración de ideas

Instituto Balseiro, San Carlos de Bariloche, 07/11/2024

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