Es ingeniera nuclear y trabaja en Nucleoeléctrica Argentina. También es artista: en sus ratos libres le encanta dibujar y crear nuevas formas de comunicar ciencia. En esta nueva entrega de Egresadas IB, Julieta Romero cuenta sobre su trabajo, su paso por el Instituto y su experiencia en un ámbito laboral que sigue estando muy masculinizado.
Fecha de publicación: 21/12/2020
Julieta Romero es fanática de las herramientas: le divierte andar por la vida buscando cosas para arreglar. También le encanta dibujar, cantar, bailar y usar todas las formas del arte que estén a su alcance para contar sobre su profesión: la ingeniería nuclear. Pero lo que más disfruta es cuando puede combinar ambas pasiones. Una vez diseñó un vestido, desde el molde hasta el último bordado, y como toque final le agregó luces LED. “Eso es magia para mí”, dice.
Romero egresó de la carrera de Ingeniería Nuclear del Instituto Balseiro en 2011. Oriunda de Quilmes, a los 9 años se mudó junto a su familia a Bariloche. Ante la consulta de su paso por el Balseiro, cuenta: “Fue una experiencia única. El camino fue arduo pero muy satisfactorio y lo mejor es que me hice de amigos que conservaré para toda la vida”, cuenta.
El Balseiro es una institución de educación pública dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO), que brinda becas completas a sus estudiantes de grado y maestrías. Desde hace ocho años, la ingeniera trabaja en Nucleoeléctrica Argentina S. A. (NA-SA), empresa generadora de energía eléctrica que opera las centrales nucleares de potencia del país: Atucha I, Atucha II y Embalse.
-¿Por qué decidiste ser ingeniera nuclear? ¿Desde chica supiste que querías estudiar eso?
-El deseo por estudiar ingeniería nuclear se fue desarrollando a lo largo de los años, como un gusto adquirido. Desde chiquita tuve intereses muy diversos, me gustaba muchísimo todo lo que tenía que ver con la ciencia y la naturaleza pero también me tiraba muy fuerte el lado artístico: dibujar, cantar, bailar, hacer manualidades. Primero me decidí a estudiar física, principalmente porque sentía que era la carrera que más satisfacía a mi mayor motivador: la curiosidad. Como mi meta era entrar al Balseiro, para rendir el ingreso tenía que cursar previamente dos años de ingeniería. Así que me anoté en ingeniería mecánica y ahí descubrí un mundo nuevo: la ingeniería me permitía aprovechar mi creatividad para resolver problemas. Finalmente, me di cuenta que la carrera de ingeniería nuclear tenía para mí lo mejor de los dos mundos: ciencia profunda de cómo funcionan hasta las partes más pequeñitas de nuestro universo y la creatividad propia de las ingenierías.
-¿Cómo fue la experiencia de hacer la carrera en el Instituto Balseiro?
-Estudiar en el Instituto Balseiro fue una experiencia única. Yo ya vivía en Bariloche, así que algo había oído hablar del Centro Atómico, pero la realidad superó mis expectativas. El hecho de vivir en el campus universitario, con compañeres y profesores, tener la biblioteca y las aulas a disposición, todo ayuda a generar un entorno académico ideal para favorecer el estudio. Igual es importante decirlo: no fue simple. Muchas veces sentí que no llegaba con las materias, que mi curva de aprendizaje era más lenta. Finalmente, con el apoyo de mis profesores -a veces extracurricular y completamente de buena onda porque notaban que le estaba poniendo toda la garra- logré superar mis dificultades.
-¿Dónde trabajás ahora y qué tareas realizás?
-Hace ocho años que trabajo en Nucleoeléctrica Argentina S.A. En particular, me dedico al licenciamiento de centrales y a los requerimientos relacionados con las mejoras de seguridad surgidas luego del accidente de Fukushima. Si todo sale bien (y la pandemia lo permite) el año que viene iré por dos años al WANO (Asociación Mundial de Operadores Nucleares), en Francia, para realizar tareas de análisis de performance con el fin de identificar mejoras respecto a la seguridad nuclear de diferentes centrales nucleares de potencia del mundo.
-¿Podrías contar algo más de tu viaje a Francia?
-El WANO toma tantos representantes como plantas nucleares de potencia tenga un país (tres en el caso de Argentina) y esas personas trabajan por dos años como parte del WANO. Las personas, por medio de revisiones de pares y análisis de performance, toman los conocimientos de seguridad nuclear, buenas prácticas, áreas de mejora, entre otras temáticas, y vuelven para enriquecer la seguridad a nivel local, con experiencia internacional.
-¿Qué te gusta hacer en tus tiempos libres?
-En mis tiempos libres disfruto muchísimo de dibujar y es en lo que más utilizo mi tiempo. También me gusta mucho hacer canto, salsa, costura (tanto moda como “cosplay”, que es caracterizarse de personajes de series/pelis), escalar, hacer actividad física, etc. Uno de mis hobbies ahora es realizar pequeños videos dibujados con figuras de palitos, donde explico cosas como qué es la fisión nuclear, cómo funcionan los reactores o cómo descubrí el Instituto Balseiro (https://www.youtube.com/watch?v=BMEByr8ZF4o).
-¿Pudiste combinar alguna de tus actividades recreativas o artísticas con tu trabajo profesional?
-Combinar mis actividades con mi profesión es lo que más placer me da en la vida. Siempre que puedo, lo hago. Ya sea al diseñar un mecanismo para simular que un dragón gigante que hice en goma EVA camine o al poner mis dibujos al servicio de la difusión de ciencia, mezclar mis dos pasiones me hace sentir fantástica. Mi último video fue una charla TEDx sobre cómo convivir con estas dos grandes pasiones que marcaron mi vida: la ciencia y el arte (https://www.youtube.com/watch?v=T_TcNc16gik).
-¿Sentiste algún tipo de discriminación en el ámbito profesional por ser mujer?
-La verdad es que sí. Yo entiendo que gente más grande quizás está más “acostumbrada” a que se genere discriminación y puede que no la distingan como tal. En ese sentido, creo que como sociedad estamos aprendiendo a detectar esos actos de desigualdad y estamos generando algo de autocrítica. Yo en particular he sentido mucho el hecho de tener que demostrar por demás que mi lugar vale, que sé tanto como mis compañeros hombres y que mis opiniones profesionales valen tanto como las suyas. Me he sentido minimizada en más de una ocasión.
-¿Qué les dirías a las chicas que tienen ganas de estudiar ingeniería pero no se animan porque piensan que no es para ellas?
-Les diría que lo hagan, que es una carrera maravillosa y mientras más seamos, mejor. Hay lugar para todas las mujeres que deseen embarcarse en el mundo de la ingeniería, y son necesarias. Nuestra perspectiva para resolver problemas y buscar soluciones creativas es tan fundamental como la de la otra mitad de la población, no dejemos de aportarla. ¡Anímense que cada vez somos más!
-¿Dónde te gustaría estar dentro de cinco años?
-¡Qué difícil saberlo! Dentro de cinco años espero haber tomado la gran experiencia que me espera y volcarla para mejorar aún más la seguridad en las centrales nucleares de potencia del mundo. También me gustaría ayudar a que más mujeres se animen a estudiar carreras en el área STEM (N. de la R.: siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Además, me encantaría hacer más videos y profesionalizarme un poco en la difusión de temas nucleares, para acercar al público el conocimiento sobre la energía nuclear, una deuda que considero tenemos hace rato y sería muy beneficioso saldar.
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Por Nadia Luna
Crédito foto: Ariela Romero Sanmartino
Para el Área de Comunicación Institucional del
Instituto Balseiro.
San Carlos de Bariloche, 21/12/2020
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