Yanina Fasano recibió el Premio de Investigación Georg Forster de la Fundación Alexander von Humboldt. Antes de su viaje a Alemania, la docente del Instituto Balseiro investigadora del CONICET en el Centro Atómico Bariloche, cuenta en esta entrevista cómo decidió estudiar en Bariloche, qué investiga, por qué le apasiona la física y qué investigará durante su estadía en Alemania.
Fecha de publicación: 01/09/2021
Alguna vez, fue una estudiante recién salida del colegio San Carlos, una escuela de la ciudad santafesina de San Lorenzo fundada por los Franciscanos que alojaron a San Martín en la batalla homónima, que se tomaba el colectivo para irse a estudiar a la Universidad Nacional de Rosario. Su elección había sido la carrera de física y desde entonces no cambió su rumbo. “Tuve que mudarme a Rosario porque hacer el trayecto en bus desde San Lorenzo a Rosario en ese momento llevaba tres horas por día y eso me restaba mucho tiempo para estudiar”, cuenta la doctora en Física Yanina Fasano.
Más adelante escucharía sobre la posibilidad de estudiar, con una beca, en el Instituto Balseiro, una institución de educación universitaria pública, dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO). Esto implicaba mudarse a Bariloche. Se presentó al examen e ingresó. En la actualidad, egresada de la Licenciatura en Física y el Doctorado en Física del Instituto Balseiro, trabaja como investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Laboratorio de Bajas Temperaturas del Centro Atómico Bariloche. Es además Magíster en Filosofía e Historia de las Ciencias por la Universidad Nacional del Comahue. Da clases y ayuda a formar a estudiantes de posgrados en el Balseiro. Junto con su esposo, también físico, tiene tres hijos, de entre 5 y 15 años.
Hace poco tiempo, Fasano recibió el “Premio de Investigación Georg Forster” de la Fundación Alexander von Humboldt. El mismo consiste en un reconocimiento a su trayectoria científica, dedicada al estudio experimental de propiedades físicas de materiales superconductores, y además le permitirá realizar una estadía de investigación en Dresden, Alemania. “En mi perfil de redes sociales tengo una foto con los pelos parados por estática y la frase ‘la ciencia despeina’. Creo que eso produce la ciencia: no te deja inmutable, no pasa por tu vida sin que lo notes, pasa y te despeina, te fascina, te divierte, te apasiona, y te da enormes satisfacciones”, dijo Fasano en una nota previa. En esta oportunidad, el Área de Comunicación y Prensa del Instituto Balseiro (IB) le pregunta sobre su formación, su vocación y su presente.
-¿Cómo te enteraste de la posibilidad de estudiar en el Balseiro? ¿Fue muy difícil la decisión? ¿Viniste sola o con alguien que ya conocías?
-Recuerdo que en segundo año de la carrera en la Universidad Nacional de Rosario, el Prof. Barrachina fue a dar una charla sobre el IB a la Universidad y me pareció fantástico poder ir a estudiar a un lugar con el aura académica del Balseiro y además hacerlo becada. En esos tiempos mis profesores me comentaban que los laboratorios del Balseiro eran muy completos y que las materias experimentales tenían un peso importante en la currícula. Esto último y la beca fue lo que me motivó a tomar la decisión de rendir el examen de ingreso. No me resultó una decisión difícil porque sabía que estaba haciendo un cambio para dedicarme con mayor tranquilidad a lo que más me gustaba. Ninguno de mis compañeros cercanos de Rosario rindió el examen así que aquí vine sola.
-Investigás en el campo experimental de la materia de vórtices superconductores. ¿Qué son los vórtices superconductores y por qué es tan interesante estudiarlos?
-Los vórtices en superconductores son interesantes porque son un sistema modelo para estudiar experimentalmente cómo cambian las propiedades físicas de sistemas de partículas interactuantes con la energía térmica, la densidad y el desorden presente en el medio que las aloja. En particular yo estudio las propiedades estructurales y magnéticas a escala local de la materia de vórtices que se nuclea en una variedad de muestras superconductoras. En algunas de ellas, dependiendo del tipo de desorden cristalino que presentan, se nuclean fases con propiedades estructurales exóticas.
-¿Y últimamente que han estado estudiando?
-En el último tiempo hemos estado estudiando las fases hiperuniformes. Estas fases presentan una supresión de las fluctuaciones de densidad de las partículas a grandes distancias, como ocurre en el caso de los cristales, pero estructuralmente el sistema puede ser desordenado. Es decir, a simple vista la fase es desordenada, pero tiene un “orden escondido” que consiste en que la densidad del sistema es homogénea a grandes distancias. Estas fases exóticas se encuentran en muchos sistemas materiales y biológicos, y lo que nosotros estudiamos es cómo distintos tipos de desorden pueden suprimir ese orden escondido.
-¿Qué más investigás?
-También estudio las propiedades espectroscópicas de los superconductores, es decir, la densidad de estados, a escala atómica. Con tal fin utilizamos la microscopía túnel de barrido que nos permite tener acceso a la densidad de estados electrónica a escala local. Cuando los vórtices se nuclean en un superconductor al aplicar un campo magnético, la densidad de estados local se modifica dramáticamente y en el interior del núcleo de los vórtices se observan estados localizados a determinados valores de energía.
HAY EQUIPO. Uno de los hobbies de Yanina Fasano (izq.) es caminar por la montaña; aquí con Gonzalo Rumi, Joaquín Puig y Jazmín Aragón Sánchez. Crédito: Gentileza Y. Fasano.
-¿Y para qué estudian estas propiedades?
-El estudio de las características espectrales de estos estados permitiría discernir si algunos materiales superconductores muy particulares presentan los que se conocen como estados ligados de Majorana. Si los presentaran, estos materiales serían candidatos con gran potencialidad para ser aplicados en dispositivos de computación cuántica. Este tema es el que estaré estudiando en mi estadía en Dresden, Alemania.
– ¿En qué medida la formación que brinda el Instituto Balseiro contribuyó a lograr este reconocimiento de la Fundación Alexander von Humboldt?
-Mi formación de grado y doctoral en el IB ha sido fundamental para todo el desarrollo de mi carrera y por lo tanto para el logro de este reconocimiento. Estudiar en el Balseiro, con la ventaja de tener una beca y dedicarme exclusivamente al estudio y la investigación, me dio las herramientas iniciales y el espíritu de trabajo crítico que luego me ha acompañado en el resto de mi carrera. Tuve la chance de compartir las aulas del IB con compañeras y compañeros que además de ser mentes inquietas con una motivación genuina por comprender los problemas de la física, son personas de gran calidad y sensibilidad humanas, algunos de los cuales actualmente son mis colaboradores, mis amigos y mis familiares. Una de estas amigas es Silvia Seiro, camada IB97, con quien colaboré en mi postdoctorado en Ginebra y quien ha sido fundamental para que me nominaran a este premio. Tuve además la increíble suerte de tener un director de tesis, Paco de la Cruz, que me enseñó la importancia de ser generoso con el conocimiento y el tiempo dedicado a los estudiantes que nos eligen para acompañarlos en su proceso de formación profesional.
-¿En el laboratorio de Bajas Temperaturas, no?
-Sí, allí también tuve la fortuna de aprender que una construcción colectiva y que perdura en el tiempo como el Laboratorio de Bajas Temperaturas se hace con el aporte de cada uno de los miembros que con distinto grado de compromiso y diferentes tareas se dedican a actividades de funcionamiento común. Aprendí esto de mis profesores y ahora colegas de laboratorio, pero sobretodo de María Elena de la Cruz, una pionera de la Física de Bajas Temperaturas en Argentina. Quiero mencionar además que hay otra institución que ha contribuido fuertemente para que este premio me fuera otorgado que es la Universidad de Ginebra. Durante los cinco años de estadía postdoctoral allí, del Prof. Oystein Fischer aprendí muchísimo de física, de los beneficios de armar grupos de trabajo con diversidad cultural, y de lo importante de mantenerse conectado con la comunidad internacional de investigadores para difundir resultados propios y estar al tanto de los avances de otros grupos.
-¿Qué más destacás de lo aprendido con tu director de tesis, Francisco “Paco” De la Cruz?
-De mi mentor, Paco de la Cruz, aprendí además muchos de los principios que siguen guiando mi forma de investigar, como el trabajo constante, a conciencia y con honestidad intelectual, y el elegir temáticas de investigación originales que nos permitan, desde la Patagonia, hacer aportes con impacto en la comunidad global. Mis días de estudiante doctoral en el Laboratorio de Bajas Temperaturas en compañía de Paco y el resto de los investigadores y estudiantes del grupo son para mí recuerdos muy gratos ya que disfruté mucho de pasar largas horas midiendo y discutiendo de física. Son también mi fuente de inspiración para tratar de generar un clima de trabajo motivante con los estudiantes que trabajan bajo mi dirección en este momento.
-Luego continuaste como docente en el Balseiro…
-Sí, la formación del IB no se terminó en mis días de estudiante sino que continúa en mis días de docente, donde he tenido la posibilidad de seguir aprendiendo de física y de cómo enseñarla a la par de profesores muy carismáticos y que saben transmitir la pasión por la Física a los más jóvenes. De esta posibilidad de formación también le estoy muy agradecida al instituto, porque en la interacción con los estudiantes y otros colegas nos da la oportunidad de estar en formación permanente.
BARILOCHE. La Dra. Yanina Fasano (con anteojos) con estudiantes que se forman en el Instituto Balseiro, disfrutando de caminar en la montaña. Crédito Gentileza Y. Fasano.
-¿Qué fue lo que más te gustó de estudiar en el Balseiro?
-Lo que más me gustó fue dedicarme primero a estudiar y luego a desarrollar una tesis doctoral de forma exclusiva gracias a la beca. Reconozco que he sido una privilegiada por poder dedicarme a estas actividades sin preocupaciones económicas y por esto al IB, a la CNEA y al CONICET les estoy muy agradecida. También me gustó mucho poder interactuar con compañeros y docentes muy motivados por entender diversos problemas de la física.
-¿Y más allá de esto que mencionaste?
-Lo que definitivamente más me cautivó fue poder tener la capacidad de hacerme una pregunta concreta y concisa sobre un problema físico discutiendo con mi profesor, poder ir al laboratorio a pelearme con los instrumentos y las muestras para hacer experimentos que me permitieran tener un atisbo de respuesta a esa pregunta, y continuar el proceso discutiendo con colegas teóricos sobre las implicancias a nivel microscópico de las manifestaciones fenomenológicas que observaba en el laboratorio. Esa forma de trabajo que aprendí en el Instituto, que tiene los recursos humanos y materiales para hacer todo ese circuito una y mil veces hasta avanzar en la comprensión de un problema, es algo que aún hoy en día puedo seguir practicando como docente del IB e investigadora del CAB.
-¿Qué es lo que más te gusta de la física y de ser física?
-Me gustan muchos aspectos de la Física y de ser física, y por lo tanto me da mucha alegría poder dedicarme de forma profesional a esta actividad cognitiva y sociocultural también. Lo que más me gusta de la Física sigue siendo lo que me acercó a la Física: hacer experimentos, es decir, hacer alguna acción controlada sobre la naturaleza y observar sus efectos. Con el tiempo, mi perspectiva sobre el significado de “hacer experimentos” ha cambiado, pero el placer de hacerlos sigue intacto.
-¿Qué es para vos hacer experimentos hoy?
-Actualmente, para mí “hacer experimentos” es definir primero una pregunta concreta que quiero responder, que en el caso de mi línea de investigación tiene que ser además una pregunta relevante para entender los procesos microscópicos que ocurren en los materiales que manifiestan propiedades interesantes y exóticas a escala macroscópica. Además de ser relevante, es fundamental que la pregunta pueda tener una respuesta clara y verosímil a partir de la evidencia experimental con la que me puedo hacer en el laboratorio con las técnicas, equipamiento disponible, y mi creatividad y pericia.
-¿Cómo es ese proceso?
-Cuando comenzamos a estudiar un tema que nos interesa, nos surgen muchas preguntas. El metier del físico experimental creo que es quedarse con la pregunta que puede tener una respuesta concreta. Además, siempre hago el ejercicio intelectual de tratar de que la pregunta sea relevante y tenga el impacto de aportar información desconocida hasta el momento. En muchos casos, a los investigadores que trabajamos en países en vías de desarrollo con recursos limitados, combinar esas dos características de la pregunta nos lleva a identificar nichos temáticos y técnicos en los que podamos hacer un aporte significativo. Esa parte es la que más me gusta ahora de “hacer experimentos”.
-¿Y qué es lo que más te gusta de la profesión, de ser física?
-Lo que más me gusta de ser física, el aspecto más sociocultural de la actividad, es poder intercambiar ideas con colegas con experiencia en un tema, y con estudiantes con ideas frescas y disruptivas sobre el mismo tema. Los dos ejercicios son muy motivantes y mejoran la profundidad de entedimiento de un problema en particular. En esos intercambios, me gusta en particular el ejercicio de tratar de comunicar de forma precisa, interesante y con una perspectiva general, las ideas de todas las partes en un trabajo científico. Me gusta consolidar grupos de trabajo en los que los integrantes puedan realizar aportes científicos con respeto y en los que además se logre una dinámica respetuosa y afable a nivel humano.
-Estudiaste una carrera de ciencia, sos mamá de tres hijos y a la vez te dedicás a investigar, dar clases y formar a nuevos profesionales de la ciencia. ¿Cómo vivís el hecho de ser científica?
-Lo vivo con mucha naturalidad porque me estoy formando para ser científica desde los 18 años, y lo vivo con gran alegría porque es la profesión que quería ejercer desde pequeña y a lo largo de los años de estudio y formación profesional he tenido muchas satisfacciones. Las satisfacciones son poder dedicarme todos los días a hacer experimentos, tratar de entender ciertos fenómenos físicos de la naturaleza, intercambiar ideas con estudiantes y colegas, y enseñar en el Balseiro. Respecto a tener una familia numerosa y además hacer investigación, creo que en general me siento como cualquier colega varón que tiene una familia numerosa: siempre teniendo que hacer malabares para aprovechar el tiempo, pero además hacer investigación y docencia en ese tiempo disponible de la forma más relajada posible, sin estresarse por pensar que en breve hay que ocuparse de alguna cuestión de logística familiar. Debo aclarar además que en mi caso particular tengo un gran compañero a mi lado con quien compartimos las tareas familiares, y sin su apoyo incondicional e igualitario no me sería posible dedicarme a todas las actividades que llevo adelante. En ese sentido debo decir que soy una afortunada, porque seguro no es el caso de todas las mujeres científicas.
-Una clave es formar equipo y repartir tareas…
-Sí, igualmente quisiera destacar que, por más que las mujeres científicas tengamos un proyecto de familia en el que la distribución de responsabilidades y tareas sea igualitaria entre mamá y papá, en ciertos momentos específicos la mujer “le pone el cuerpo” al proyecto. En particular, no sólo durante el proceso de los embarazos sino los meses posteriores, en los que es común que en algún caso la mujer sufra alguna alteración de su estado de salud que le impida realizar con normalidad ciertas tareas. Adicionalmente, durante el período de postparto es natural que las mamás estemos más alertas que los papás a las necesidades de nuestro hijo recién nacido, y esto nos impide a veces ser tan eficientes como en otros períodos en la utilización del tiempo y en la duración de los períodos de concentración. Esto produce que luego de cada embarazo las mujeres tengamos naturalmente un desempeño de la profesión a un ritmo más tranquilo. Es bueno que el sistema reconozca esta realidad y lo tenga en cuenta a la hora de evaluar nuestras actividades. Es un tema que muchas instituciones científicas han reconocido y han tomado políticas al respecto.
-¿Qué les dirías a las chicas que están pensando si vale la pena estudiar física?
-¡Les diría que vale la pena una y mil veces! Estudiar física nos permite comprender muchos de los fenómenos que observamos a diario; nos interpela para tratar de entender el principio de funcionamiento de dispositivos tecnológicos; nos da ciertas herramientas cognitivas y metacognitivas para desplegar nuestra creatividad y desarrollar técnicas, dispositivos e invenciones que tienen la potencialidad de mejorar la calidad de vida de las personas. Pero independientemente de la tarea específica que hagamos luego de habernos recibido, estudiar física nos enseña a mantener de forma permanente una gimnasia intelectual que nos hace dudar cada día de las explicaciones con las que nos sentíamos satisfechos el día anterior. Esa dinámica es muy virtuosa ya que de las dudas y de saber plantear bien la duda, surge la necesidad de dar una respuesta concreta que nos acerque cada vez más a entender un fenómeno o problema de cualquier índole.
-La ciencia es un proyecto colectivo. Por último, ¿cómo ha sido hasta ahora trabajar en equipo con tus colegas?
-He tenido la suerte de colaborar con colegas y estudiantes muy motivados y con personalidades muy ricas y diversas que han hecho muchísimos aportes a mi forma de “hacer ciencia”. Me gusta mucho cuando alguno de los estudiantes termina su trabajo porque siento que ha sido un gran placer poder acompañarlos en el camino, pero los días siguientes al fin de la tesis me siento un poco triste y extraño no poder seguir trabajando día a día con ellos. Me gusta de mi profesión poder decir que mi forma de ejercerla se ha visto beneficiada por la interacción con muchas personas que aprecio por su motivación, honestidad intelectual, capacidad ejecutiva y afabilidad y respeto en las relaciones humanas.
*Aviso para medios de comunicación o canales de comunicación institucionales: Por favor, citar la autoría y la fuente de esta nota. // “Por Laura García Oviedo / Área de Comunicación del Instituto Balseiro”. ¡Muchas gracias!
*Epígrafe de la foto de Apertura, en el encabezado de esta nota: En la foto se ve, de izq. a der., a: Gonzalo Rumi, Gladys Nieva, René Cejas Bolecek, Yanina Fasano, Jazmín Aragón Sánchez, Alejandro Kolton y Pablo Pedrazzini, en el Laboratorio de Bajas Temperaturas.
*Links a artículos vinculados:
*Una docente y egresada del Balseiro recibió un premio de la Fundación Alexander Von Humboldt (30/08/2021)
*Diseñan un método estadístico para dilucidar la naturaleza del desorden en sistemas interactuantes (05-03/2021)
*Ser mujeres y científicas: reflexiones de tres docentes del Balseiro (12/03/2020)
*Video “Día Internacional de la Mujer” en el canal de IGTV del Instituto Balseiro (06/03/2020)
*Avanzan en develar los misterios de los “vórtices” en un tipo de superconductores (16/12/2019)
*Papers en primera persona: estudio de “vórtices” en superconductores (11/12/2019 )
*VIDEO: Estudiar en el Instituto Balseiro Lic. en Física (30/03/2017)
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Por Laura García Oviedo
Área de Comunicación Institucional del
Instituto Balseiro.
Crédito foto: Gentileza
San Carlos de Bariloche, 01/09/2021
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